lunes, 13 de febrero de 2012

Una historia inacabada (9)


¡Puaj! Puré de repollo otra vez… ¿cómo alguien podía comer aquel mejunje?, “al menos está caliente” me dijo Breanna, siempre viendo el lado positivo. No pude evitar lanzarle una mirada cargada de reproche. Ella me devolvió una sonrisa culpable y me susurró “todo a su tiempo, confía en mí”. Punto y final, ahí acababa nuestra conversación por el momento.

Breanna no acabó la cena, empezó a encontrarse mal, tenía una fuerte tiritona y la fiebre le había subido mucho. Tenía las mejillas y la frente muy coloradas. La hermana Adele la acompañó a la enfermería. Yo me quedé muy preocupada y me pregunté cuantas veces había estado vagando por el cementerio entre la nieve sin que yo me diera cuenta. De pronto había olvidado mi ansiedad por que ella me contase lo que había descubierto, ahora estaba francamente preocupada por su salud. Estaba muy débil y no controlaba el temblor de su cuerpo. No me dejaron acompañarla.

Era neumonía, con los cuidados adecuados en un par de semanas estaría perfectamente, eso dijo el doctor que vino a visitarla. Yo pude entrar en la enfermería al día siguiente al finalizar las clases. Ella estaba despierta. Me acerqué junto a la cama bajo la atenta mirada de Sor Madelaine, la encargada de la enfermería. Breanna me miraba con angustia, se encontraba fatal y había vomitado varias veces. Sentía fuertes pinchazos en el costado izquierdo, por eso estaba tumbada sobre ese lado. Así evitaba que al respirar el pulmón afectado se moviera y empeorase el dolor.

Su cara era el papel donde se escribía un mensaje en clave que yo no era capaz de descifrar. Atisbaba un ruego, una negación o arrepentimiento, cariño… todo ello tras la mueca de sufrimiento. Era como si quisiera contarme algo y después decidiera en el mismo instante que no era lo correcto… No pude adivinarlo.

Por la noche caía una fina y lenta nevada. Los diminutos copos helados apenas danzaban suavemente en el aire, suspendidos, casi ingrávidos, antes de posarse sobre el ya blanco suelo. La nieve que lo cubría daba la bienvenida a esos pequeños milagros de agua cristalizada, como una madre amorosa que acoge a sus hijos en su seno.

La atmósfera era fantasmal, no había ruidos provenientes del bosque, no se oía a los búhos, ni a los lobos. El silencio reinaba en los alrededores. La luna, aunque en cuarto menguante, iluminaba lo suficiente para que su resplandor reflejado en el blanco manto se proyectase sobre mi ventanal. Me levanté y me quedé en pie junto a los cristales. No podía abrir aquellas ventanas sin despertar a todo el mundo. La madera de las hojas era vieja y hacía un ruido tremendo al encajarse o desencajarse de los marcos. Me imaginé allí, en mitad de la noche respirando ese aire frío y puro, bañándome en esa atmósfera de fino cristal. Cerré los ojos apoyando la mejilla contra la ventana, aspiré hondo y por unos instantes estuve allí. Después volví a la cama y traté de dormir hasta la mañana siguiente.

No conseguí conciliar un sueño profundo, dormitaba superficialmente cuando a las cuatro de la mañana comencé a oír ruidos en los corredores y por las escaleras. Algunos pasos apresurados, cuidadosos, y unos pocos susurros tratando de acallarlos. Miré a mi alrededor, al principio mis ojos vagaban por la oscuridad, pero pronto, hechos a la situación, podían distinguir formas, figuras. Allí estaban durmiendo todas mis compañeras de habitación, también lo hacía nuestra cuidadora. Traté de deslizarme hasta la puerta entreabierta del dormitorio para ojear el exterior, caminé descalza, con mucho cuidado de no hacer ningún movimiento en falso que pudiera despertar a las que allí dormían. Conteniendo la respiración, estaba a punto de alcanzar mi objetivo, cuando alguien tiró desde fuera del picaporte y cerró cuidadosamente el dormitorio. ¿Me habría visto? No, seguro que no, si fuera de otro modo ahora estaría castigada fregando los baños. Volví a la cama, inquieta y desvelada.

3 comentarios:

  1. ¿Qué ha pasado, qué ha pasado? Que angustia

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  2. Si, que angustia, casi me como toda las uñas de los dedos! jajaja!

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  3. ¿os gusta? ¿os intriga? pues esto no es nada.... jejejejeje

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